Semana 15 y 16, ¿niño o niña?

A estas dos semanas podría ponerle un notable alto en cuanto a cómo se han portado las hormonas y los malestares propios del embarazo. Parece que era verdad eso que venía leyendo en revistas de que en el segundo trimestre todo se estabiliza y se hace mas llevadero. Como “asuntillo” fuera de una vida normal podría destacar la sensibilidad y la empatía que se apoderan de mí, pero como eso es algo común en mí también sin estar embarazada, no me supone mucho cambio de mi vida normal. Eso sí, se ha acentuado. Como ya os conté por Instagram, entre algunas otras de estas situaciones de empatía y sensibilidad, me ocurrió una cosa estando en la playa con Fer y Lorena…

¿Drama por unas almejas?

Yo llevaba un día muy feliz. Fuimos a comer a uno de mis sitios favoritos de Santa Pola. Este sitio me encanta por la comida y por el trato que siempre hemos tenido (puntualizo que era la segunda quincena de Agosto y todo Santa Pola estaba llenísimo de gente).

Nos sentamos a comer y nos atiende un camarero que no conocíamos. Fue todo un poco raro desde el principio: con las bebidas hubo algún despiste, al pedir el pan con alioli y tomate nos trajeron el alioli y el tomate y a los 10 minutos el pan,… pero cosas sin importancia. Pedimos entrantes para compartir y un segundo cada uno, y entre esos entrantes pedimos unas almejas.

Sacaron todos los entrantes menos las almejas y cuando pensábamos que venían, nos sirvieron los segundos. Se lo hicimos saber al camarero, al que se le noto agobiado. Se disculpó y dijo que las volvía a pedir a cocina, no le dimos importancia y nos comimos los segundo pensando comernos las almejas después.

Cuando terminamos los segundos, el camarero nos preguntó si queríamos postre… Fer le miró y le dijo “te he pedido las almejas dos veces“, de repente yo ví al camarero muy agobiado, no sabia qué decir ni dónde meterse. Nos dijo “las he pedido 3 veces a cocina” y yo para quitarle importancia a la situación dije: “no pasa nada ” para dejarle ir y huir de nuestra mesa y del mal rato que estaba pasando…

Lo que pasó después es que Lorena y Fernando se pusieron a debatir si la culpa era del camarero, si de cocina, si del jefe… pero que nosotros queríamos almejas y al final nos íbamos sin ellas. Les pedí por favor que dejaran el tema y ellos no entendían por qué y seguían con lo mismo. Y de repente, a mí me invadió la sensación que debía tener el camarero. Esa sensación que yo bien conocía por los años que trabajé de camarera. La presión, el agobio del sitio saturado, las prisas, ser la persona que recibe todas las quejas del local, comerte tus propios marrones, los de cocina y los de tu jefe… y exploté y me puse a llorar desconsoladamente. Sentía mucha pena por dentro y no podía parar. A todo esto el camarero seguía pasando cerca de la mesa. Nos trajo la cuenta e imagino que el hombre se preguntaría por qué me puse a llorar de esa manera…

Es una tontería sin importancia. Lo malo es que una vez que me pongo tan, tan triste ya me cuesta cambiar el chip el resto del día… Así que si tengo drama un día, el resto del día es más drama.

Aparte de esta situación, estas dos semanas he llorado con el Rey León en el cine (5 veces durante la película) y cómo no, con las noticias de la tele.

¡Queremos saber si es niño o niña!

En la semana 14 del embarazo aún no nos habían dicho si era niño o niña, muchas mamis me habíais escrito por Instagram para decirme que con esas semanas ya os lo habían dicho y hubo varias personas que me recomendaron un sitio muy guay: ” BABY SUIT BY PAU“. Resulta que yo seguía su Instagram desde hacía poco porque me lo recomendó una amiga, así que me puse en contacto con ellos y cuadramos una cita para una Eco 4D.

El día de la cita yo estaba de 16 semanas y 5 días. Fue muy curioso porque la noche de antes ¡me acosté muy ilusionada! No paraba de repetirle a Fer las ganas que tenía de ir, había leído tan buenas opiniones del centro de Paula y lo de verlo en 4D me parecía tan alucinante… Es mucho cambio a ver la simple eco en manchas blancas y negras que habíamos visto hasta ahora. Me sentía como si fuera a tener una cita importante con alguien, ¡y ese alguien era mi hij@!

El día de la cita me arreglé y me puse guapa. Parece una tontería porque siempre suelo hacerlo, pero era especial (mira que nosotros sí que l@ íbamos a ver a él/ella pero él/ella a nosotros no, pero daba igual. Me parecía un día muy importante y especial, ¡y mi sonrisa del día entero decía lo mismo!)

Al llegar nos recibió Lorena, que iba a ser la persona que realizaría la eco. Rellené un papelito con los datos y pasamos a una habitación muy acogedora con un hilo musical precioso y unas luces bajitas y de colores que le daban un toque muy especial a la habitación. Lorena nos preguntó si sabíamos el sexo del bebé, a lo que contestamos que no y que nos moríamos por saberlo. ¡Así que nos pusimos a ello!

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Nuestro pequeñ@ se movía muchísimo y no se lo iba a poner nada fácil a Lorena. Ella fue genial, en todo momento le hablaba al bebé muy cariñosa, como si la pudiera escuchar e hizo que el rato que estuvimos allí fuera muy, muy bonito.

Nos pusimos a la búsqueda de las partes íntimas de nuestro baby, y éste se negaba. Primeramente tenía la piernas cruzadas por delante. Se daba la vuelta, nos enseñaba la espalda , y en los momentos que parecía que la posición era buena para verlo, resultaba que tenia el cordón umbilical por delante ¡y no nos dejaba ver!

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Lorena me hizo dar algún paseíto por la habitación para ver si cambiaba la postura, me dio chocolate, que a los babys les encanta, pero nada. Era tarea complicada. Yo ya estaba viendo que me iba de allí sin saberlo y no porque Lorena no lo estuviera intentando de todas las maneras.

En un momento Lorena dijo…“mmm, creo que me ha dejado ver algo…pero todavía no os lo voy a decir.” ¡Ay! ¡me moría de ganas de saberlo y de irme de allí llamándole por un nombre en vez de bebé!

Estuvimos una hora completa con la eco, buscando todas las maneras de que se dejara ver, y finalmente Lorena nos dijo “creo que lo tengo casi seguro, pero para confirmarlo del todo os voy a dar otra cita otro día”.

Y siguió….“según lo que yo he visto vuestro bebé es… NIÑ* !

(no os lo voy a contar todavía hasta que nos lo confirmen el jueves, por favor no me matéis)

Fer y yo nos pusimos muy contentos! la verdad que nos daba absolutamente igual el sexo del bebé pero teníamos muchas, muchas ganas de saberlo para empezar a llamarlo por su nombre. Nos fuimos de allí llamándole por uno de los nombres que teníamos elegidos. Sabemos que hay que confirmar, pero para nosotros estos días el bebé es del sexo que nos han dicho… y si hay que cambiar el jueves, pues ¡sorpresa!

Para no dejaros tan con la miel en la boca por lo menos os contaré cuáles son casi seguro los nombres que tenemos elegidos si es chico y si es chica.

Las opciones más seguras son ADAM o AVRIL 🙂

Me podéis contar qué créeis que es o vuestras experiencias con el sexo de vuestros bebés en los comentarios de abajo.

Y para terminar, tengo que darle las gracias a Paula y a Lorena por el trato en BABY SUIT BY PAU. De verdad que os lo recomiendo a aquellas que tengáis pensado ser mami próximamente. ¡Yo estoy deseando volver!